LAS TOCAYAS Y TRILOGÍA DE TEATRO BREVE

 

por

 

Humberto López Cruz

(Revista Hispano Cubana)

 

 

     Las tablas siempre será el lugar donde se lleve a cabo una cita implícita entre el dramaturgo y el espectador. Este encuentro muestra, entre otros detalles, la aceptación que sigue teniendo el teatro, como género, en las comunidades en que se representa. El legado de la antigua Grecia, tan atractivo a través de los tiempos, permite que los actores se desdoblen en múltiples personalidades, satisfagan las exigencias del director de turno y convenzan al auditorio con sus interpretaciones. A pesar de lo expuesto, solamente se puede llegar a un desenlace satisfactorio cuando el argumento de la obra respalda el acostumbrado ensamblaje. Por eso, es menester repasar dos entregas de Maricel Mayor Marsán, Trilogía de teatro breve y Las Tocayas, para ver la importancia del autor tras el éxito de una puesta en escena.

 

     Ambas publicaciones, que fueron a la imprenta con un año de diferencia, contienen obras de teatro; en una son breves, tal y como refleja su título, el otro consta de una sola pieza. A su vez, la responsabilidad editorial ha recaído, una vez más, en Ediciones Baquiana. Esta entidad cultural, que viene prestando sus servicios ininterrumpidamente durante más de quince años, opera bajo la dirección de Patricio E. Palacios. Es necesario hacer esta mención, ya que otros dramaturgos han visto sus obras acogidas por Baquiana yendo sus trabajos a engrosar la lista de títulos que se agrupan como parte de la Colección Rumbos Terencianos, una de las diversas series creadas por la mencionada editorial.

 

     Los textos en cuestión presentan, en su gran mayoría, una idea, una inquietud, una disyuntiva sobre la que giran la trama y los personajes. Mayor Marsán, como en ocasiones anteriores, no intenta aleccionar al lector, entiéndase en este caso también el espectador, con los argumentos de sus dramas. Como son problemas de actualidad, el público puede relacionarse con el evento; al final, está listo para emitir su veredicto. El desenlace puede o no ser del agrado de todos; sin embargo, se ha conseguido que surja un genuino interés en quienes presencian el drama para desarrollar un compromiso textual lográndose, de este modo, una comunión entre autor y espectador a través de la obra.

 

     Hablando del primer texto que ocupa esta recensión, Trilogía de teatro breve, es notable señalar que, en este caso, brevedad no se inscribe como sinónimo de simplicidad. Las tres obras cortas en su extensión, prolongadas en su problemática cotidiana fuerzan una total identificación con quien lee o, en su defecto, quien presencia la obra. "Abstinencias", "Falso positivo" y "La marcha" presentan casos tan actuales como la violencia contra la mujer, la impotencia de una enferma ante el alto costo de los servicios médicos y la deshumanización existente en los Estados Unidos contra los indocumentados, respectivamente. El lector/espectador promedio está muy familiarizado con los temas; éstos aparecen como escabullidos de un noticiario del que Mayor Marsán los recoge y los proyecta en escena con su acostumbrada facilidad.

 

     El otro texto, Las tocayas, comprende una sola obra del mismo nombre donde el foco de la trama recae sobre la relación de las dos Manuelas, las tocayas, y los familiares de cada una de ellas que contribuyen a la armazón del drama. Al igual que en la primera entrega comentada, la dramaturga se interesa en los conflictos de la mujer; no tan sólo dentro del ambiente en que se desenvuelve, sino consigo misma. No puede decirse que son mujeres ajenas a sus realidades; en todo momento son conscientes de lo que ocurre a sus alrededores y, a pesar de haberles tocado un destino sombrío, no dan la impresión de ser individuos derrotados.

 

     Ambas publicaciones son amenas a la lectura. En su momento, Mayor Marsán entregó Gravitaciones teatrales que dejó un agradable recuerdo entre sus lectores. Es una celebración que ahora lleguen casi seguidos estos dos textos para contribuir, con estas obras, a un género literario que se afianza con el tiempo. El teatro resiste el embate de las generaciones y la prueba es que constantemente siguen subiendo nuevas composiciones a las tablas. Los textos reseñados son un buen ejemplo.

 


 

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