Temas diversos, formas variadas y mujer en crisis en el teatro de MARICEL MAYOR MARSÁN

 

por

 

María José Luján, Ph.D.

 (Manhattanville College)

  

 

   

Resumen: Obras cortas, temas complejos, formas diversas, mujeres en crisis, personajes sin nombre, diálogos sencillos, lenguaje directo, y escenarios, ambientes y vestuarios minimalistas son las principales características de las obras teatrales de la escritora cubana Maricel Mayor Marsán, reunidas bajo tres títulos: Gravitaciones teatrales (2002), Trilogía de teatro breve (2012) y Las tocayas (2013). Su teatro es coherente dado que refleja el compromiso de la autora con la sociedad en que se desenvuelve y la voluntad de esta al comunicar sus ideas, sus preocupaciones y sus impresiones relacionándolas con los argumentos y las acciones de los personajes.

Palabras clave: dramas, brevedad, mujeres, actualidad, compromiso.

Abstract: The plays by Cuban writer Maricel Mayor Marsán, published under the titles Gravitaciones teatrales (2002), Trilogía de teatro breve (2012), and Las tocayas (2013), share the following main characteristics: short compositions, complex themes, a diversity of forms, women in crisis, characters without a name, simple dialogs, direct language, and minimalistic staging, settings and costumes. Mayor Marsan’s theater is consistent since it reflects her commitment to her society and her desire to communicate her ideas, concerns, and impressions by relating them to her plots and to the actions of her characters.

Keywords:  Dramas, brevity, women, current issues, commitment.

 

     La cubana Maricel Mayor Marsán (Santiago de Cuba 1952), es una escritora que ha incursionado en las más diversas formas del arte de la escritura: poesía, ensayo, narrativa y teatro. Es también profesora y directora de redacción de la Revista Literaria Baquiana. Sus poemas, artículos, cuentos y obras teatrales han sido publicados, traducidos y compilados en antologías en diferentes países y lenguas. Sus piezas teatrales, además, han ocupado, asimismo, los escenarios de diversos países, se siguen estudiando en el mundo universitario estadounidense, han participado en lecturas dramatizadas por agrupaciones teatrales y han sido representadas en concursos escolares y en festivales de teatro. Esas piezas son el origen de este trabajo que intenta analizar la gran variedad formal y temática en el teatro de la autora recogido bajo tres títulos, Gravitaciones teatrales compuesto por seis piezas breves: “Análisis de madurez”, “El plan de las aguas”, “La roca”, “Las muchachas decentes no viven solas”, “Lazos que atan y desatan almas” y “Testimonio de mis días” publicado en el año 2002; Trilogía de teatro breve formado por “Abstinencias”, “Falso positivo” y “La marcha”, de 2012 y Las tocayas del año 2013 que consta de una sola pieza en tres actos. Se tratará también de exponer la relación entre estas obras y la presencia de la mujer, captada a través de la puesta en escena de situaciones de gran fuerza sugestiva en las que la mujer misma se constituye y consolida como tal.

     Los tres volúmenes citados comprenden un total de diez composiciones teatrales de las cuales siete están formadas por un solo acto, otras dos son monólogos y una sola pieza contiene tres actos. En cuanto a su estructura, únicamente dos obras contienen escenas, mientras que la mayoría no posee ninguna, lo que pone de manifiesto que la obra dramática de Mayor se caracteriza por su reducida configuración, mas no por ello es un género menor, como muy bien afirma Marga Varea al decir: “No es menos teatro... es simplemente una forma de expresión diferente creada por autores que ponen su talento al servicio de pequeñas piezas en busca de nuevas posibilidades creativas” (290). Tampoco su brevedad es sinónimo de simpleza ya que todas incluyen temas muy diversos y complejos, sobre todo de tipo social, que les confieren un valor universal a la vez que ponen al descubierto la estrecha relación entre la escritora, el espacio en que habita, el tiempo en que vive y el conocimiento que posee de la condición humana, sobre todo de la mujer.

     La sociedad contemporánea lleva a la autora a poner en tela de juicio la labor de los gobiernos en relación al paulatino deterioro del medio ambiente, criticando directamente a la ONU y a los ecologistas en “El plan de las aguas (Circa 2152)”, pieza teatral en un acto y en forma alegórica en la que la Tierra, el Mar, el Aire y el Sol revisten naturaleza humana y sufren dolor la Tierra, picor el Mar y tos el Aire. Por el contrario, el Sol es el más poderoso entre ellos, está en una posición superior a la que los seres humanos no pueden llegar: “Me voy a mi lugar privilegiado, donde nadie me afecta, donde sigo siendo el rey del sistema Solar, pero volveré con la intensidad necesaria a la menor oportunidad” (Gravitaciones teatrales 30), afirma amenazante tras aparecer en el escenario sentado de espaldas al público. La Tierra simboliza a la madre que quiere proteger a sus hijos, los hombres: “Son el producto de mis entrañas” (Gravitaciones teatrales 31) le dice al Mar.

     Otro tema que censura con acritud la autora es el de la burocracia y la incomunicación que esta produce en la también pieza de un acto y tres escenas “Análisis de madurez”, con ciertas reminiscencias kafkianas. Es esta una pieza tragicómica y surrealista en la que Juan Augusto García López, enredado en la absurda distribución de unas oficinas administrativas, acaba reducido a Juan García. Lo curioso de este texto es que mantiene enganchado al lector por medio de las irracionales vicisitudes que acompañan al protagonista que, mientras busca información sobre un puesto de trabajo que solicitó y que no consiguió, puede caer y ser víctima de esa burocracia cuando le ofrecen otro puesto que aún no ha sido creado; la autora pone en tela de juicio la inoperancia de los sistemas administrativos. Maricel Mayor se burla también de los políticos en “La roca”, otra pieza de un acto. En una entrevista concedida a Rosa Tezanos-Pinto, la escritora afirma: “Creo firmemente que los políticos son una raza aparte y que en su inmensa mayoría lo único que les importa es el ansia de poder, en donde sus intereses individuales están totalmente distanciados de los intereses comunes de las personas” (26) Y, en efecto, seis personajes pertenecientes a diversos sectores sociales, aprisionados en una cueva por una roca, ofrecen argumentos tan dispares para salir de dicha prisión, que quedan limitados por su propio egoísmo a vivir en una sociedad en la que la incomunicación entre los individuos es la norma, y en consecuencia la solución a las cuestiones sociales se abandona en pro de los intereses personales y de la manipulación:

 

                         OBRERO: ¿Y cuándo saldremos de esta cueva?

                         ESTUDIANTE: Cuando la roca sea removida. –De espaldas al público.

                         TODOS: ¿La roca? –Al unísono y volteándose en dirección al estudiante.  

                         ESTUDIANTE: Sí, así es, –Virándose hacia el público y cerrando su libro. – Cuando la roca que ha obstruido la única entrada y salida de esta cueva sea removida, entonces, podremos salir a respirar nuestros rumbos libremente.

 

                        . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

       

 

                         POLÍTICO Nº 1: ¡Insensato!, ¿cómo piensas que podríamos remover esa roca?

                       

                         ESTUDIANTE: Con mucha paciencia y la fortaleza de nuestras doce manos.

                         POLÍTICO Nº 2: ¡Cretino!, ¿a quién se le ocurre que nos vamos a poner a remover una piedra en estos momentos de semejante acontecer nacional?

                         ESTUDIANTE: ¿Nacional? –Con sorna.

                         POLÍTICO Nº 2: Efectivamente, Ud. no sabe de estas cosas, pero en estos momentos la clase obrera está dispuesta a llevar el peso de mi victoria sobre sus hombros, y no le permitiré a usted ni a nadie que nos arruine el futuro.

                         POLÍTICO Nº 1: No se adelante, aún no le toca pronunciar su discurso. –cortante. –Yo tampoco le permitiré a nadie que me arruine mi tarde de campaña y mi futuro, que es el futuro de todos ustedes. (Gravitaciones teatrales 40-41)

 

     En la pieza de un solo acto titulada “La marcha”, la autora dirige su ojo crítico a la política migratoria del gobierno estadounidense y a la insensibilidad con que son tratados los inmigrantes ilegales. Para ello, nos lleva a un almacén de distribución de alimentos al este de Los Ángeles en el cual Yamilet y Guadalupe son trabajadoras legales mientras que Román, Marlon, Mª Isabel y Vicente son ilegales; todos ellos trabajan para Larry, propietario del almacén, que los explota cruelmente amenazándolos con la temida migra: “Se me callan las dos. A mí no me importa si ustedes tienen papeles o no porque yo les advertí cuando empezaron a trabajar aquí de cómo eran las cosas” (Trilogía de teatro breve 68). Larry es un ser cruel, frío y egoísta en oposición a los trabajadores, que son buenos, altruistas y, sobre todo, solidarios hasta el punto de preferir perder su trabajo antes que dejar de participar en la marcha en favor de la reforma migratoria. Igualmente crítica se muestra la escritora en la también pieza de un solo acto “Falso positivo”, cuyos personajes anónimos se ven envueltos en un problema que queda sin resolver. Aquí la autora nos sitúa en Queens, y plantea el problema de los inmigrantes que no tienen seguro médico y que no pueden afrontar el alto costo de la medicina. La Madre oculta a sus hijos que padece un cáncer de seno con el fin de protegerlos: “Mi muchacha descubrió los papeles del resultado y los leyó... También se lo dijo a mi muchachito cuando llegó de la escuela... Y tú sabes que yo no quiero que ellos se me descarrilen... Lo primero en mi vida son ellos... Por eso tuve que inventar lo que te dije hace un rato” (Trilogía de teatro breve 56). El drama que se cierne sobre la familia viene presagiado desde las primeras palabras de la pieza: “¡Dios mío! ¿Por qué me haces esto? ¿Acaso he sido tan mala que me has enviado esto como castigo? […]. Mis hijos todavía me necesitan” (Trilogía de teatro breve 41). La carga dramática de estas palabras es sobrecogedora, como inquietante es el final abierto.

     Sin salir del escenario de la inmigración hispana cabe destacar el monólogo “Las muchachas decentes no viven solas”, donde el personaje femenino, una mujer que está leyendo el periódico, reflexiona sobre su “amistad” con Valeria, a la que conoció cuando llegó a Miami desde Cuba. La vida de ambas mujeres discurre de manera paralela, aunque diferente, y sus sueños se hacen realidad: Valeria se casó con un hombre rico y nuestra protagonista se graduó con honores y se reunió finalmente con su familia. El mismo título, “Las muchachas decentes no viven solas”, anuncia de antemano el propósito de la escritora: la decencia de una mujer no se mide en si vive o no vive sola, sino en cómo vive. La ironía viene muy bien servida: la protagonista vive sola y es tachada de indecente por la familia rica de Valeria, sin embargo es Valeria la que carece de decencia: “En esta ocasión ella es noticia de primera plana, la Valeria de siempre […] quien acaba de fallecer en su propia cama, víctima de un disparo mortal que el esposo le dio al llegar a su casa y encontrarla desnuda en compañía de dos hombres, igualmente desnudos, en posiciones comprometedoras” (Gravitaciones teatrales 49). Si Valeria fue víctima de sus malas elecciones, no menos víctimas fueron las cuatro mujeres cuyas almas en pena andan errantes por el Parque Nacional Everglades en la pieza de un acto “Abstinencias”. Estas cuatro almas en pena innominadas cuentan que en los momentos en que más felices eran, lo perdieron todo: marido, hijos, dinero y hasta la propia vida. Destaquemos que esta es la única pieza en que la autora separa los relatos de cada una de las mujeres explicando cómo se mueven por el escenario tras oír las historias de las demás:  

(Todas las Almas en Pena se levantan, se abrazan y comienzan a correr por el  escenario, una detrás de la otra, en un semicírculo de cara a la audiencia, a manera de ritual repetido. Mientras caminan, agitan con sus manos las batas que visten. Luego, ejecutan una danza y juegan con la bruma que inunda el escenario, arrodillándose y sentándose sobre  sus  pies en forma de  círculo nuevamente). (Trilogía de teatro breve 32)

excepto al acabar la última, en que las mujeres terminan dándose la espalda. Las historias son conmovedoras y verosímiles a la vez que revelan la discriminación y la violencia que aún sufren las mujeres hoy en día. Mujeres son también las protagonistas de otras dos piezas “Lazos que atan y desatan las almas” en un acto y “Testimonio de mis días (Monólogo de la mujer sándwich)”. En la primera aparece el estereotipo de la madre chapada a la antigua que no concibe que su hija no tenga como meta en su vida el matrimonio, a pesar de que esta es una profesional independiente y exitosa a la que acude buscando ayuda. En la segunda, el monólogo de la mujer sándwich, cuya realidad oscila entre un padre enfermo y un hijo drogadicto y alcohólico nos descubre la desesperación, el abandono y la soledad en que vive la anónima protagonista, cuya única compañía es el silencio y una botella de vino:  

Pero el problema es que no tengo con quien hablar y mi única opción inmediata es acostarme en esta cama, cama en donde ya no se hace el amor, sitio en donde está vedado el soñar y solo se puede pensar en levantarse mañana para repetir las mismas cosas de todos los días, en el más denso de todos los silencios que es el verdadero testimonio de mis días. (Gravitaciones teatrales 63)

     La única pieza teatral compuesta por tres actos y diez escenas introducidas por fechas es Las tocayas, en la que Maricel Mayor nos presenta la triste realidad de Manuela 1 y la relación que tiene con Manuela 2, a quienes separa su ideología política, pero a las que unen las mismas circunstancias de abandono y desencanto. La escritora no suele referirse a Cuba en su teatro; sin embargo en esta obra centra la acción en La Habana. En una entrevista realizada por Armando Chávez Rivera, Maricel Mayor dice que:

La salida de Cuba para mí fue una experiencia traumática […] Mis padres nos enviaron a mi hermano y a mí […] a colegios religiosos en España. Luego vinimos a los Estados Unidos […] estuvimos separados de nuestros padres, él durante diez años, yo durante ocho. La separación del resto de la familia fue más larga y en algunos casos definitiva. (332)

     Esta separación de que habla Mayor la encontramos en Las tocayas, ya que Manuela 1 se despide de Esteban con la promesa de encontrarse en poco tiempo, pero al cabo de 30 años toma conciencia de que ese alejamiento se ha convertido en algo concluyente. Mientras, y por medio de la relación entre ambas Manuelas, pasea su mirada por Cuba entre los años 1962 y 1992: la labor de los Comités de Defensa de la Revolución, las sospechas, el intercambio de productos, las largas colas y la apertura de los viajes nos dan una visión de una realidad percibida desde fuera. Como afirma Matías Montes Huidobro: “Enfoca la situación cubana desde un ángulo poco frecuente del contexto, generalmente observado, cuando menos desde el punto de vista de los cubanos exiliados, desde ‘esta’ orilla. Es decir, y esta es una virtud del planteamiento, invierte el enfoque.” (Las tocayas 30) No cabe duda que las experiencias y los recuerdos de la comunidad cubana en el exilio han hecho mella en nuestra escritora, quien ha recogido retazos de conversaciones, historias y relatos, muchos de ellos posiblemente orales, y los ha ficcionalizado en esta pieza teatral dando vida a dos Manuelas que simbolizan las dos caras de la Cuba durante esos 30 años.

     Como hemos visto, Maricel Mayor Marsán es una escritora comprometida con la actualidad: ante problemas universales como el medio ambiente, el mal ejercicio de la política, los movimientos migratorios, el exilio, la explotación y discriminación hacia las mujeres, la incomunicación de los seres humanos, etc. aporta su personal visión utilizando piezas teatrales breves y muy apropiadas a pesar de la complejidad temática. Resulta curioso que de las diez composiciones teatrales publicadas, seis describan problemas de mujeres en crisis, en conflictos con hijos, maridos, amantes, padres o con la misma vida; son mujeres angustiadas, abandonadas, frustradas, coléricas, pero, sobre todo, solas. Valiéndose de técnicas como el diálogo madre-hija, el monólogo, el testimonio, la confesión o la crónica la escritora nos presenta a una mujer que lucha por conservar la dignidad. Asimismo es una escritora coherente, puesto que su voluntad no es otra que comunicar sus ideas, sus preocupaciones y sus impresiones relacionándolas con los argumentos y las acciones de los personajes.

     Es también característico de su teatro que la mayoría de estos personajes carecen de nombre, siendo identificados por la actividad que desempeñan: el analista técnico nº 1, la recepcionista, el poeta, el político nº 2, o por la relación que existe entre ellos: la madre, la hija, el hijo o por una característica  como es el caso del “solicitante”. Este anonimato puede responder al deseo de la autora de crear sujetos cuyas acciones, ideas y comportamientos no difieren entre sí, y, por tanto, se extienden a todo el mundo, a todos los países y a todos los tiempos.

     Maricel Mayor propone escenarios, ambientes y vestuarios muy simples, si bien la acción viaja de norte a sur y de este a oeste dentro de la geografía estadounidense: Chicago, Los Ángeles, Miami y Nueva York. Estas ciudades son idóneas para la evocación de temas como la marcha migratoria o los problemas del coste de la sanidad (salud pública, salubridad). No obstante, hay escenarios que podrían darse en cualquier lugar del planeta, de ahí el carácter universal de su obra, obra que en su mayoría tiene finales abiertos y angustiosos en los que la escritora alienta al lector a finalizarlos.

     En conclusión, Maricel Mayor Marsán es una dramaturga comprometida que aborda temas de gran envergadura social y universal en piezas teatrales breves, con diálogos sencillos pero jugosos, con personajes llenos de vida y con un lenguaje directo y sin retóricas de ninguna clase. Pero, por encima de todo va más allá, pues en sus obras nos propone un mejor futuro y una sociedad más humanizada en la que, sobre todo la mujer, ocupe el lugar que se merece como tal.

 

Obras citadas

 

Chávez Rivera, Armando. “Cuando todos callan. Entrevista a Maricel Mayor Marsán”. Cuba per se. (Cartas de la diáspora). Ediciones Universal: Miami, 2009. 327-38. Impreso.

 

Mayor Marsán, Maricel. Gravitaciones teatrales. Miami: Ediciones Baquiana, 2002. Impreso.

 

---. Trilogía de teatro breve. Miami: Ediciones Baquiana, 2012. Impreso.

 

---. Las tocayas. Miami: Ediciones Baquiana, 2013. Impreso.

 

Montes Huidobro, Matías. “Maricel Mayor Marsán. Las tocayas”. Linden Lane Magazine Fort Worth, Texas. 32.4 (Winter/Invierno 2013): 30-31. Impreso.

 

Tezanos-Pinto, Rosa. “La palabra múltiple de Maricel Mayor Marsán”. Opinión Hispana (Revista cultural). Victoria, Australia. 19 Agosto de 2004. 25-27. Impreso.  

 

Varea, Marga. “El teatro español en pequeño formato”. Anuario VI - Revista Literaria Baquiana. Ediciones Baquiana: Miami, 2005. 290-94. Impreso.

 <http://www.baquiana.com/numero_xxxiii_xxxiv/Opinión_III.htm>

  


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