CUBA PER SE  

(Cartas de la diáspora)

 

Cuando todos callan - Entrevista a Maricel Mayor Marsán

 

por

 

Armando Chávez Rivera

 

Ediciones Universal / Miami, Florida, EE.UU.
Páginas 327-338 / Enero de 2009

ISBN: 978-1-59388-138-2

 

 

 

 

 

 

 

1- ¿Qué condiciones familiares, de infancia o estudios influyeron en los comienzos de su vida intelectual? ¿Recuerda un momento específico de "iniciación"?

 

     Mis inquietudes intelectuales, si es que se les puede llamar así a una temprana edad, comenzaron cuando yo era apenas una niña. Según mi madre y otros familiares, yo hacía muchas preguntas de pequeña y me decían la niña del por qué. Por tanto, mi madre decidió enviarme a la escuela a los tres años de edad, quizás porque se le habían acabado todas las respuestas o las ganas de responder constantemente a una niña que resultaba demasiado fastidiosa en casa todo el día. A veces pienso que su intuición la motivó a inscribirme en el colegio para que mi interés de aprendizaje se saciara en el lugar apropiado. En realidad, ella nunca me ha aclarado sus motivaciones para tomar esa decisión. El caso es que a los cinco años de edad yo ya sabía leer, escribir, sumar y restar. Por tanto, desde entonces descubrí el placer de la lectura y con este se abrió ante mí el maravilloso mundo de las letras.

1.        

                Luego, como todo en la vida, una cosa trae la otra sin preguntarse o preguntarnos. Comencé a escribir unos versos muy rudimentarios, atraída por la figura de José Martí, los sentimientos patrios que nos inculcaban en la escuela y por todo aquel imaginario que rodeaba mi quehacer de niña provinciana: mis estudios en el conservatorio de música, los conciertos, el ballet que me hubiera gustado practicar, la siesta que detestaba desde entonces, las visitas al Museo Bacardí, las tardes de playa en el Club Náutico, los paseos a la Loma de San Juan, al Castillo del Morro, al Caney y a la Gran Piedra. Aún recuerdo que a los siete años, precisamente en el año 1959, comencé a escribir un diario de todo lo que acontecía a mi alrededor. Era personal y estaba lleno de anécdotas escolares. En aquella época no entendía ni tenía idea de lo que era la política, percibía cosas pero sin saber lo que significaban. Cuando nos marchamos de Santiago de Cuba, unos años después, mis escritos de niña se perdieron en el olvido o en algún latón de basura.

 

2.    

2- ¿Cuándo y dónde difundió sus obras por primera vez? ¿Qué temas considera que han sido constantes en su labor creativa?

 

     Salí muy joven de Cuba y he vivido la mayor parte de mi vida en los Estados Unidos. Mis primeras publicaciones vieron la luz originalmente en este país, al igual que mi primer libro de poemas, Lágrimas de papel, el cual fue publicado por Ediciones Universal en el año 1975.

 

     Por haber nacido en 1952 y haber salido de Cuba a temprana edad, formo parte de lo que se ha llegado a llamar la segunda generación de exiliados (o sea aquellos que dejaron su país durante la niñez o adolescencia, en su mayoría hijos de exiliados). Hemos estudiado en este país y generalmente se nos caracteriza como los poetas en transición desde varias perspectivas, entre ellas, el punto de vista lingüístico, el cual es fundamental en mi labor creativa. A diferencia de algunos escritores que tienen características similares a las mías y prefieren el inglés a la hora de escribir, yo prefiero aferrarme al español.

 

     En términos generales, una constante en mi labor creativa, sin distinción del género, son los temas sociales.  Me interesa más el concepto de la otredad que el de la mirada interna, sin descuidar mis propias vivencias y sentimientos.

 

3- ¿Cuál es el proceso de preparación de una obra, las condiciones necesarias, los obstáculos mayores, los momentos definidos de su "rutina" creativa?

 

     El proceso de preparación de una obra es complejo. En mi caso particular, necesito tener un estado de concentración apropiado para poder crear y esto no es factible en todas las ocasiones.  El mayor obstáculo es la falta de ese tiempo idóneo para sentarse a escribir. La cotidianeidad y el trabajo me substraen de la creación misma. Me distraigo con facilidad porque tengo muchos intereses. Por eso, casi siempre escribo de madrugada cuando todos callan, los teléfonos no suenan y el ruido del tráfico desaparece.

 

4- ¿Para qué público trabaja? ¿Cuál sería su público ideal? ¿En qué espacios ha difundido su obra? ¿Cómo han sido sus relaciones con el mercado?

 

     Yo no trabajo para ningún público. Escribo porque me gusta escribir. Si a la gente le gusta lo que yo escribo o no, es algo que prefiero descubrir posteriormente.  

 

     Mi público ideal sería, y de hecho es así, todo aquel que se interese por leer lo que escribo. Me gustaría ser leída en Cuba algún día por aquello de que es mi país de origen, pero en realidad cualquier lector interesado en mi obra tiene toda mi consideración y no me importa su procedencia.

 

     Mi obra se ha difundido en casi todos los países de América Latina y España. También tengo lectores en Canadá, Francia, Israel, Italia y Suecia, países donde me han publicado poemas y artículos en algunas revistas. En Italia, dos de mis poemarios han sido traducidos al italiano y fueron publicados en la colección Quaderni della Valle en la ciudad de Bari en el año 2003, a cargo del poeta y traductor italiano Emilio Coco. En el caso de Chile, mi libro de teatro Gravitaciones teatrales ha sido bastante difundido, teniendo la fortuna de que dos compañías teatrales, el Grupo Experimental Ludinario y La Colombina, se han interesado por llevar a escena alguna de mis obras en diversos centros culturales, teatros municipales y  escuelas a través de ese país. En los Estados Unidos he publicado la mayor parte de mi obra con una respetable difusión. En estos momentos, la prestigiosa editorial norteamericana Holt, Rinehart and Winston ha incluido algunos de mis poemas y un estudio sobre mi poesía en la colección de libros de texto Exprésate que está siendo utilizada para el estudio del español en las escuelas a nivel secundario de la nación norteamericana.

 

     Mis relaciones con el mercado no me preocupan, sean buenas o malas. Yo no vivo de la literatura. Me gano la vida como profesora. No estoy preocupada con las ganancias percibidas por la escritura. Eso se lo dejo a las grandes editoriales, a los agentes literarios y a los escritores que coquetean con la mercadotecnia antes de sentarse a escribir sus obras en el ordenador.

 

5- ¿Le interesa la opinión de la crítica? ¿Hay algunas que escuche con mayor interés? ¿Establecería algún vínculo entre calidad de la obra, atención de la crítica, difusión, éxito de público?

 

     Depende. Hay críticos interesantes y otros que son realmente mediocres. Me interesa la opinión de la crítica siempre y cuando esté sustentada por análisis serios. Con esto no quiero decir que la crítica tenga que ser proclive a lo que se analiza, pero sí es importante que el lector pueda tener la información correcta sobre el libro u obra discutida, para poder sacar sus propias conclusiones. He leído críticas que dejan mucho que desear, especialmente algunas en que se puede detectar fácilmente que el crítico ni ha leído el libro en cuestión. Y lo que es peor, encima de la falta de una lectura adecuada del libro supuestamente criticado, estos críticos suelen adoptar aires de sabelotodos y deciden  criticar ácidamente partes del libro que ni han leído. 

 

     En cuanto al vínculo entre calidad de la obra, atención de la crítica, difusión y éxito de público, todo es una gran falacia. Aplicando el concepto de Noam Chomsky en su libro Manufacturing Consent a las actividades desarrolladas por los departamentos de mercadotecnia de las grandes editoriales, la calidad de las obras que dichas editoriales producen no guardan proporción con la atención que reciben por parte de la crítica, su difusión y el éxito ulterior. El mejor ejemplo es la mala calidad de muchos bestsellers que se han publicado en los últimos años.

 

6- ¿En qué sentido estima que debe estar orientada su labor estética, cultural y social? ¿Qué intelectuales y obras aprecia, en ese sentido, como referente?

 

     A nivel personal me interesa mantener el balance estético y cultural dentro de un marco de independencia absoluta en mi obra. A nivel social me interesa estar en consonancia con el desarrollo de la literatura hispanoamericana dentro y fuera de los Estados Unidos. Me siento parte de esta gran comunidad de hispanos que vivimos en Norteamérica y también me siento parte integral de la gran comunidad mundial de hispanohablantes que habitamos en este planeta. Me interesa seguir estimulando el estudio y la promoción del idioma español y su literatura en los Estados Unidos.  En este sentido, admiro la obra llevada a cabo en los Estados Unidos durante los últimos cincuenta años por el Dr. Odón Betanzos Palacios, Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, y la del Dr. Humberto López Morales, Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española, con sede en la Real Academia Española en Madrid, por sus investigaciones y excelentes aportaciones científicas sobre sociolingüística, dialectología, el español de América, especialmente el del Caribe hispánico, y su eminente estudio sobre Los cubanos de Miami (Lengua y sociedad).

 

7- ¿Puede vivir usted de su obra?

 

     Como te contesté anteriormente, soy profesora y vivo de mi profesión. Nunca he intentado vivir de mi obra solamente. Además, la poesía es el género que más cultivo y todos sabemos que nadie vive de escribir poemas.

 

8- ¿Cómo gravita emocionalmente sobre usted el hecho de vivir fuera de Cuba? ¿Podría revelarnos sus recuerdos, nostalgias, que nos ayuden a imaginar cómo mira sentimentalmente hacia la Isla?

 

     La salida de Cuba para mí fue una experiencia traumática y por muchos años no pude superar el trauma que me produjo. Mis padres nos enviaron a mi hermano y a mí, en calidad de internos, a colegios religiosos en España.  Luego vinimos a los Estados Unidos. Entre una cosa y otra, mi hermano y yo estuvimos separados de nuestros padres, él durante diez años, yo durante ocho. La separación del resto de la familia fue más larga y en algunos casos definitiva. No me gusta mucho hablar de ese período porque siempre me resulta doloroso.  Hay cosas que son irreversibles y ni el tiempo las puede reconciliar. No obstante, Cuba es parte integral de mi ser. Como ejemplo de esta pasión que albergo, en 1998 salió publicado por Ediciones Hispamérica en la Universidad de Maryland mi libro de poemas Un corazón dividido/A Split Heart. En ese poemario bilingüe doy un testimonio de mi nostalgia por la patria lejana y perdida, al igual que doy muestras de otros sentimientos que me invaden, como el amor y el agradecimiento, hacia el país que me alberga, en este caso los Estados Unidos.

 

9- ¿Qué pudo haber quedado suprimido, transformado o erosionado de su sentido de identidad personal como cubana, por la distancia geográfica, el tiempo, las vicisitudes o la voluntad personal?

 

     En realidad, no me siento transformada o erosionada en mi sentido de identidad personal como cubana en ninguno de los aspectos. He vivido más de tres décadas en Miami, ciudad en la que vivimos cerca de dos millones de habitantes cubanos o descendientes de cubanos. Después de La Habana, Miami es la segunda ciudad del mundo con mayor número de cubanos. Por otra parte, Santiago de Cuba, ciudad donde nací y segunda ciudad en importancia dentro de Cuba, no llega a los trescientos mil habitantes en la actualidad. De haber vivido toda mi vida allí, nunca hubiera conocido a tantos cubanos como los que he conocido en Miami. Por tanto, es difícil sentirse transformada o erosionada o sentirse menos cubana viviendo donde yo vivo.

 

10- Cuando piensa y habla sobre Cuba, ¿cuáles son sus temas recurrentes, sus motivaciones, sus inquietudes fundamentales?

 

     El tema político es casi inevitable. No obstante, como mis motivaciones de vida son otras, trato de que mis temas recurrentes giren alrededor de los temas culturales. Por ejemplo, me interesa estar informada sobre los autores y los libros que se publican dentro de Cuba, al igual que acerca de los festivales de poesía, teatro y ballet. Anteriormente era muy difícil tener este tipo de información de manera accesible pero, ahora, gracias a la red cibernética, puedo estar al tanto de todos estos temas con mucha facilidad.

 

11- Para su obra y vida intelectual, ¿cuáles han sido los provechos, contratiempos o sacrificios de haber salido de Cuba? ¿Cómo ha influido en su obra el hecho de que usted viva en otra comunidad cultural, intelectual y/o lingüística? ¿Esta situación ha estado en conflicto con la labor creativa o ha contribuido a enriquecerla?

 

     Categóricamente puedo afirmar que el hecho de haber salido de Cuba tuvo repercusiones que afectaron y frenaron por mucho tiempo mi carrera literaria. En primer lugar, si yo hubiera escogido desarrollar mi obra en inglés, el sacrificio habría sido menor porque existen muchos recursos en este país para los que escriben en ese idioma. En segundo lugar, si yo hubiera escogido otra ciudad para vivir, no me habría perseguido tanto el estigma negativo de habitar en la ciudad capital del exilio cubano. En muchos lugares y por mucho tiempo, el solo hecho de decir que vivías en Miami te cerraba las puertas de revistas, diarios y editoriales, tanto en España como en América Latina. Ha sido una lucha contra la corriente todo el tiempo, pero no me arrepiento. He vivido entre mi gente, aunque sea fuera del espacio insular.

 

12- ¿Cómo considera que la emigración y el exilio están presentes en su obra y en la de su generación?

 

     De una manera u otra, no hay una sola generación de escritores cubanos en cuya obra no esté presente el tema de la emigración y el exilio. Lo que sí es notable es el hecho de que está surgiendo una literatura más preocupada por la vida en el exilio, las situaciones y problemas que esta vida genera, que por el proceso de emigración en si mismo. 

 

     En mi caso particular, tengo un libro de cuentos inédito, pendiente de publicación, en el que se ven reflejadas las voces de mi comunidad. Un escritor debe escribir sobre lo que conoce. En nuestras vivencias hay mucho material de donde sacar historias. Esta es una buena manera de reivindicar la nuestra.

 

13- ¿Le llama la atención alguna migración o exilio, individual o colectivo, de otros ámbitos geográficos o momentos de la historia? ¿Medita sobre su situación personal o colectiva, como cubano, a través de las semejanzas y diferencias con esas otras experiencias?

 

     Por supuesto, todo tipo de migración o exilio, individual o colectivo, de cualquier parte del mundo, no importa la raza, la nacionalidad, su manifestación religiosa o política, me duele, me provoca emociones encontradas y pienso que es uno de los actos más deleznables que se puede cometer en contra del ser humano. Cuando los pueblos son empujados al exilio por las razones que sean, se produce un quiebre en la impronta de la vida de esas personas. A partir de ese momento, la vida se vuelve un proceso fragmentado que es muy difícil volver a estructurar.

 

14- ¿El exilio le ha hecho sentir de alguna manera específica una mayor pertenencia, vínculo o identidad con parte de grupos o comunidades, como pueden ser, por ejemplo, la latina en Estados Unidos o Europa?

 

     A medida que el tiempo transcurrió y mi vida se consolidó en estas latitudes, comencé a sentirme parte de esta nación y, por supuesto, me he sentido plenamente identificada con el resto de la población norteamericana. Por razones obvias, mis vínculos con la población hispana en los Estados Unidos es más fuerte que con el resto de las otras comunidades que radican en este territorio.

 

15- ¿Cómo se mantiene al tanto de la labor intelectual de cubanos radicados fuera de Cuba? ¿Qué escritores y obras le interesan especialmente? ¿A partir de qué aspectos podríamos entenderla como una comunidad?

 

     Cada día es más difícil mantenerse al tanto de la labor intelectual de los cubanos radicados fuera de Cuba debido a la gran cantidad de ellos que viven fuera de la Isla y a la dispersión global que se ha producido de todos nuestros intelectuales. Hay escritores cubanos residiendo en casi todos los países de América Latina, en Canadá, en muchos estados de la Unión Norteamericana y en Europa. Es posible que haya alguno viviendo en alguna zona remota de África o Asia. Todavía no me he enterado, pero no me extrañaría.  Normalmente me mantengo al tanto de las actividades de mis colegas esparcidos por el mundo a través de la Internet, de las revistas de autores cubanos y de los congresos en que se dan cita académicos y escritores por igual. En otras palabras, hay toda una comunidad global de intelectuales cubanos que se traslada de un lado a otro cada vez que puede, en busca del pavimento perdido. Yo diría que la mayoría de ellos se conoce entre sí. No necesariamente son amigos entre sí.

 

     En general, me interesa estar al tanto de la producción literaria de mis contemporáneos en el exilio y, en especial, de las mujeres que escriben, tales como Odette Alonso, Concepción Alzola, María Elena Blanco, Damaris Calderón, Yanitzia Canetti, Carlota Caulfield, Daína Chaviano, María Elena Cruz Varela, Belkis Cuza Malé, Rita Geada, Yara González Montes, Ofelia M. Hudson, Maya Islas, Rina Lastres, Rita Martín, Sonia Rivera Valdés, Isel Rivero, Mireya Robles, Lourdes Tomás, Zoé Valdés, Beatriz Varela y Gladys Zaldívar, entre muchas otras.

 

16- ¿Cómo se informa sobre la vida cultural en la Isla, su situación, publicaciones y movimientos? ¿Cómo es su comunicación con la comunidad intelectual asentada en Cuba y las instituciones culturales?

 

     Como te mencioné anteriormente, la Internet ha llegado para resolver el problema de las comunicaciones en el mundo. Gracias a ese medio, puedo salvar la barrera de obstáculos de la información.  Así puedo leer muchas publicaciones cibernéticas que tienen en Cuba y enterarme de la vida cultural en la Isla, lo que está aconteciendo en el tema de las publicaciones y todo acerca de los nuevos movimientos literarios.

 

     Tengo pocas amistades en el mundo intelectual dentro de Cuba y, de hecho, me gustaría tener la posibilidad de conocer a ciertos autores. Ojalá que en un futuro todo el tema de la separación entre los escritores cubanos sea solo un tema del pasado.

 

17- ¿Qué escritores cubanos, del pasado y del presente, suele leer? ¿Qué tradición literaria le interesa?

 

     La literatura cubana en general me interesa. Leer a nuestros clásicos es una manera de repasar nuestra historia nacional. Por tanto, leo de manera intermitente a todos. Entre los que más me gustan están José Martí por su pureza espiritual, José María Heredia por su hermosa poesía, Félix Varela por su ideario filosófico, Gertrudis Gómez de Avellaneda por su estilo contestatario en una época donde no era usual, Enrique José Varona por su defensa del movimiento feminista y sus aportes a la enseñanza en Cuba, Alejo Carpentier por su erudición, Nicolás Guillén por su poesía afrocubana, José Lezama Lima por su barroquismo salpicado de Caribe y Dulce María Loynaz por su finura a la hora de proyectar sus textos. Entre mis contemporáneos que viven en la Isla, me interesa la obra de tres escritoras en particular: la narrativa de Mirta Yáñez, la poesía de Nancy Morejón y de Reina María Rodríguez.

 

18- Diversos intelectuales opinan que la cultura cubana es una sola, generada por quienes están dentro o fuera de la Isla. ¿Cuál es su opinión al respecto? Si usted considera que es una sola, ¿en qué aspectos opina que se establece esa unidad y sus diferencias?

 

     La cultura cubana es una sola y no importa el lugar de este planeta donde los cubanos la estén desarrollando. Aunque algunos se empeñen en decir algo diferente, la historia literaria de Cuba demuestra lo contrario. Desde los primeros tiempos hasta los avatares de nuestros días, muchas figuras de renombre han vivido, escrito y publicado sus libros en el exilio, tal es el caso de Félix Varela, José María Heredia, José Martí y Gertrudis Gómez de Avellaneda durante la colonia. En el caso de los tres primeros, todos pasaron extensos períodos de su vida en los Estados Unidos. En el caso de la Avellaneda, su destino fue España. En la historia más reciente de Cuba, muchos escritores de gran relevancia han vivido la mayor parte de su vida en el exilio e incluso han muerto sin regresar a Cuba, tales como Reinaldo Arenas, Gastón Baquero, Lydia Cabrera, Guillermo Cabrera Infante, Enrique Labrador Ruiz, Carlos Montenegro y Heberto Padilla, entre los nombres de una lista muy larga que los acompaña. ¿A quién se le ocurriría decir en un futuro que alguno de ellos no es cubano? La política siempre separa a los seres humanos. La literatura se encarga de unir todo lo que disoció la primera.

 

19- ¿Cree que los intelectuales cubanos establecidos fuera de la Isla pueden hacer o deben plantearse alguna contribución para el desarrollo actual y futuro del país? ¿Cree que los que están dentro de la Isla pueden o deben hacer algo específicamente en ese sentido?

 

     Pienso que los intelectuales cubanos, tanto los establecidos fuera de Cuba como los residentes en la Isla, tienen que seguir haciendo su obra. Esa es su mejor contribución para el desarrollo actual y futuro del país. Por otra parte, aunque no se hable abiertamente y no sea tema oficial, existe un mutuo interés en ambas partes por conocerse y estar al tanto de lo que se está haciendo al otro lado. El tiempo se encargará de poner las cosas en orden. Así ha sido siempre.

 

20- ¿Tiene el propósito de establecerse permanentemente en Cuba en algún momento? ¿En qué circunstancias?

 

     Esa pregunta no tiene respuesta en este momento. No sé lo que haría si las condiciones fueran otras.

 

 

 

 

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