MARICEL MAYOR MARSÁN:

LA POÉTICA DE LA HUELLA

por

Juan Manuel Prado Antúnez

Columnista

(El Mundo  ̶  El Correo de Burgos)

         

     Traemos al escaparate de esta columna de crítica literaria, la obra poética de Maricel Mayor Marsán, poeta cubana, residente en Miami, desde donde esta dirigiendo la redacción de una revista que tiene vocación de hispanidad y unificación con la cultura americana: el español en el corazón del inglés americano, Baquiana.

 

     Ahora nos importa la poesía de esta autora interesante e intencional, emocional, que aspira a recorrer la historia de los errores y de los adioses y tatuarla en la piel lectora para que comparta que el error se convierte en horror, y el adiós en “ajo en la herida”, como la propia Maricel escribe en el poema que titula “El adiós a la verdad”. Comparta el lector, decimos, porque la autora desea dejar huella de tanto destino como soplo de viento, de tanto mundo pulverizado entre los dedos, en la conciencia: que la conciencia es el elemento pleno de lo poético, el encumbramiento de la imaginación. Consigue Maricel co – implicar al lector en su envolvente palabra sin retórica, sin distanciamientos, donde se disuelve la prevención de la historia en la emocionalidad espontánea de lo cotidiano. Ya sea en su primer libro (la historia no era una sola/ eran muchas las historias), o del segundo (Va por la ruta del silencio/ y no nos deja tan siquiera una pista)

 

     La belleza de ambos libros reside en la capacidad del verso de Maricel para co - implicar al lector, para envolverle sin retóricas ni artificios en la emocionalidad de un verso espontáneo. Co - implicar al lector tanto en la percepción de que el error del hombre es la división, la fronterización, el poner valladar al mundo, que resumiría, desde nuestro percepción, el primer libro, hasta desvelar a ese mismo lector que despedirse de los antiguos muros y fronteras es iniciar un nuevo mundo, en la manera de Cristo: el que pierde su vida gana su Vida, que resumiría el segundo libro que hemos presentado. Mensajes ambos  que hoy en día pueden resultar a quien los oiga controvertidos, y en esta controvertidad consiste la originalidad de la poética de Maricel.

   

     Controvertida, por la opción que toma en su primer libro, alinearse con el futuro. Cuando la intuición poética caminaría entre tanto error por un alineamiento en el nihilismo, Maricel alienta el futuro, como un soplo de ecos que vive entre todos y en tantos, nos muestra en su poema “El ser americano”.

 

     Controvertida por la opción que demuestra en su segundo libro, frente a la continua ceremonia de adioses en la que el hombre conforma su entidad y excelencia, queda proponer el cristianismo, precisamente aquella frase de Cristo, sólo perdiendo se gana, un ganar virtual, que, de nuevo, es cristiano, ama al tú, que nos propone Maricel en su poema “El adiós que no quiero escuchar”.

 

     Reside el interés de estos dos poemarios en escuchar el verso de Maricel, controvertido pero despojado de cualquier retórica, desde la sencillez de la palabra cotidiana, de la persona humana que reacciona espontáneamente ante el error y el adiós, ante el horror  y la ineluctabilidad de la existencia.

 

     Es agradable la lectura de estos poemarios que te embarcan en una manera distinta, diferente, de la forma poética, tan clónica en los diversos poemarios.

 

Esta reseña también fue publicada en:

 

El GRITO (Revista digital)

Editorial Celya, Liduvia: 82

Centro de Estudios Literarios y de Arte de Castilla y León

Salamanca (Castilla y León) España

1ro de abril de 2005

    


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