DOS MONÓLOGOS

 

por

 

Olga Connor

Columnista

(El Nuevo Herald)  

 

 

     La escritora Maricel Mayor Marsán vio sus monólogos Testimonio de mis días y Las muchachas decentes no viven solas interpretados el jueves en el Centro Cultural Español por el Grupo Teatral Capricornio ante una sala llena. Son dos de las seis piezas de su libro Gravitaciones teatrales (Ediciones Baquiana), que presentaron previamente los escritores René Rodríguez Soriano y Leonardo Fernández Marcané.

    

     Soriano caracteriza la obra dramática de esta autora como "diálogos abiertos, monólogos cerrados, gestos, escenografía y libertad para el lector o posible espectador, que dan cuerpo, en su conjunto, a un revelador alegato contra la creciente anulación de la individualidad en la sociedad de hoy".

 

     Marcané escogió la definición sobre las dos actitudes ante el realismo de Erich Auerbach en su libro Mimesis para ejemplificar su tesis: "Maricel Mayor nos presenta en este libro seis obras dramáticas breves en un solo acto, con un intenso contenido universal, simbólico, y personajes alegóricos tipificados, utilizando el humor y la ironía, llegando a veces al sarcasmo, pero sin excesos". Incluso anuncia que va a realizar un estudio comparando los Autos sacramentales de Calderón de la Barca con la obra de Mayor Marsán, sin duda porque identifica su obra con la representación de problemas de la sociedad, más que con el desarrollo del drama de la vida de un personaje en especial. Ve arquetipos de la sociedad actual, no necesariamente un caso aislado e individual en cada una de las piezas. "Maricel hace uso de la sátira", dice Marcané, "ridiculizando felizmente ideas, situaciones sociales establecidas, personas o tipos de personas, creencias arraigadas y hasta universales..."

 

     Los monólogos, escenificados bajo la dirección de Bernardo Rudich, versan sobre dos tópicos actuales: el de la mujer madura abandonada por el marido; y el de la superficialidad de la adolescencia que sueña con fama y apariencia. "A Felipe todo le parecía perfecto, nunca me preguntó si estaba bien o no... su trabajo era demasiado importante para distraerse del trabajo familiar", suspira el personaje de Testimonio... "Su incomprensión de su situación se basa en que no tiene recursos propios para sobrevivir. La lista de recriminaciones contra el marido, y el recuerdo de la futilidad de su vida concreta la obra, que representó Lylian Cardozo. Mientras que en Las muchachas decentes..., interpretada de modo excelente por Vivian Morales, las recriminaciones son contra una frívola ex compañera de colegio que al final recibe su justo merecido.

 


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