SUJETO Y PODER EN LA COLECCIÓN

DE POEMAS "ERRORES Y HORRORES"

DE MARICEL MAYOR MARSÁN 

 

por

 

Alicia E. Vadillo, Ph.D.

(Universidad Estatal de Nueva York en Oswego)

 

     

     La dicotomía sujeto/poder adquiere una fuerza extraordinaria en la colección de poemas "Errores y Horrores" de la escritora cubana-americana Maricel Mayor Marsán. Múltiples combinaciones entre ambos elementos dicotómicos nos ofrece la autora, logradas todas de manera sencilla pero profunda, a través del regodeo en el uso del lenguaje y en la idea que éste expresa. Esto es, tensión entre poder oficial y poder de resistencia; poder colectivo o individual; poder ejercido por la acción o por la palabra; poder que proviene del centro o simplemente de los márgenes; poder que se descompone o que nace para permitir una humanidad mejor. Estas son algunas variantes que nos depara una lectura más profunda de la colección de Mayor Marsán, colección que ya se encuentra en su segunda edición.

     En "Errores y Horrores" la autora utiliza el siglo XX como margen temporal de sus poemas y se presenta como primer sujeto, sujeto que juzga a través de su voz y de su pluma desde la lucidez que da la distancia en el tiempo. Lo hace desde variadas posiciones, con el afán manifiesto de crear la polifonía de los sucesos y las resonancias de los mismos; dándoles un lugar a las voces de otros sujetos que fueron testigos de los errores y sufrieron las consecuencias de los horrores del siglo.

     El título de la colección ya establece la relación de continuidad que desea mostrar la autora; continuidad basada en la práctica y los resultados de un poder (uno y múltiple) que engendra violencia y destrucción. Así "errores" son la guerra; el racismo; las discriminación, el colonialismo; el hecho destructivo en sí mismo, cualquiera que sea éste, en contra de la humanidad o de la Naturaleza, el cual siempre deja a su paso una pérdida. "Horrores" son las vivencias del sujeto que recibe las acciones de los "errores" previos.  De esta manera, los errores actúan sobre sujetos que resultan sus víctimas, pero a su vez, éstos asumen una postura activa y les responden dando lugar a un discurso propio. Esta respuesta de resistencia la presentará Mayor Marsán por vías variadas que incluyen su propia voz y, como dije anteriormente, la actuación polifónica de múltiples sujetos, inmersos todos en sus poemas, que con voces, silencios o imágenes denunciarán la pérdida ocurrida y darán un anuncio de nuevos senderos. El sujeto que enfrenta el poder, en cualquier nivel de éste, se hace intenso y fructifica su capacidad artística, por lo que esta colección poética está plena de significaciones y nos invita a una meditación detallada del contexto en que existimos.

     Mayor Marsán, como primera voz, repasa las dos grandes guerras en los cuatro primeros poemas. Hace un rápido trabajo histórico para ofrecer una síntesis de los "errores" ocurridos. Condena las técnicas del poder que los promovió, poder de potencias, poder bélico que con la violencia y la destrucción logró nuevos repartos del mundo. Al analizar al poder como fuerza, lo observa desde su doble dimensión: su capacidad para afectar y su capacidad para ser afectado.

     El poder que afecta a otros aparece bien delineado en el poema "El gran horror", dedicado a las víctimas del holocausto:

observo y reobservo documentales

del exterminio calculado

foto-génesis cainesca

evidencia en celuloide

de la peor de las crueldades (19).

     En "Otros horrores" describe cómo se manipula la ciencia al orientarla a un ejercicio negativo y malsano en contra de la humanidad. La ciencia funcionando al servicio del genocidio, como implementación de una jerarquía poderosa.

     En los próximos poemas, la afección del poder destructor aparece reducida espacialmente. Estas composiciones están dedicadas a la guerra civil española, guerra terrible, guerra  entre hermanos. En ellas Mayor Marsán cambia su técnica. Individualiza el evento y lo limita. Se apoya en el punto de vista de artistas y los deja actuar en un segundo nivel textual para que con la imagen que producen (Picasso) o con la palabra (Machado, Miguel Hernández, García Lorca) afecten al mismo poder que los está afectando. El resultado de este intercambio es la creación de un diálogo entre fuerzas en tensión que rivalizan. Voces de poder y resistencia que se enfrentan para producir nuevas tensiones: "El paritorio de emociones fuertes/ cambiaron los esquemas de las cosas ("La visión de Picasso,"23.) En el nuevo discurso hay esperanzas aún en el contexto de la destrucción y la sangre. Hay esperanza colectiva en la lucha y esperanza personal, en la necesidad de plasmar, de pintar la denuncia; de recordar y hablar desde el exilio; desde el silencio, aún desde aquel impuesto por la muerte (García Lorca) o por la prisión (Miguel Hernández.) Imagen y palabra se yuxtaponen como elementos productores de un contraataque, de un discurso de resistencia que se formula desde la acción afectante del artista.

     La resistencia modelada por Mayor Marsán continúa originando juegos de oposiciones, juegos que conllevan  nuevas técnicas en espacios y tiempos variados. Sujetos individuales como Gandhi o Martin Luther King o colectivos como los grupos "hippies" desarrollan reacciones al poder imperante. Estas reacciones tienen como eje nuclear la paz. La paz o su variante el amor marcan ahora una diferencia semántica en la tensión, crean un estrategia que anuncia un discurso del futuro. El discurso de paz busca ante todo derechos por lo que no es pasivo, pero el odio no es el motor que lo impulsa sino sus oponentes: la razón, la paciencia o la enajenación del dolor. Gandhi y Luther King son presentados como héroes mitificados. Sus cuerpos físicos fueron destruidos pero no los legados de un discursar que buscó rupturas en la estructura de un poder aplastante. Estos sujetos, conocedores de la pérdida que promueve la marginalidad y el odio, propusieron una palabra de igualdad  a sus contemporáneos tanto en el orden político como en el social y el racial.

     Los discursos de igualdad que muestra Mayor Marsán en los siguientes versos son abarcadores. Atacan tanto a los patrones culturales (La desoccidentalización, 37) como sociales. El sistema patriarcal se tambalea y amenaza con derrumbarse ante un discurso femenino que promueve para las mujeres una actitud de crecimiento y un derecho en aumento en el futuro inmediato. Mayor Marsán deja oír una resistencia imperativa, aquella del sujeto que está en vías de desaparecer, de ser globalizado y sustituido por las máquinas. Clama por salvar los sentimientos y pasiones que solo son propias de un sujeto humano, único capaz de generarlas. Pide la complicidad de los lectores para este discurso que tan espontáneamente brota de sí misma…"Déjame saber si es un movimiento encantado/ la mueca que equivale a una sonrisa. (Déjame saber, 49.)

     Aunque su discurso se orienta al sujeto individual, no deja que éste olvide su rol de colectivo, su rol de integrante de una comunidad. Muestra como ejemplo de comunidad a la comunidad americana donde habitamos, formada por desigualdades; comunidad que tiene la diferencia como primer rasgo distintivo y que solamente con el respeto a estas diferencias, podrá ser poderosa en los tiempos venideros.

     Con este resumen histórico del siglo XX, Mayor Marsán se proyecta al próximo siglo y milenio. Su voz ha originado un discurso crítico y positivo simultáneamente. En él, conserva la fe en el ser humano y en una actuación justa del mismo. Nos lo ofrece en unos versos profilácticos porque desde un análisis realista y cruel de los "errores" cometidos, nos orientan a nosotros, lectores de este nuevo siglo y milenio, a no incurrir en los mismo "horrores" que ya han sido cometidos y pertenecen por tanto, al pasado. 

 

 

Esta reseña también fue publicada en:

 

CARIBE: Revista de Cultura y Literatura

Department of Foreign Languages and Literatures

Marquette University

Milwaukee, Wisconsin, EE.UU.

Tomo 5 / Número 2 / Páginas 124-126

Invierno de 2002-2003

 


 

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